La reforma de la PAC recientemente aprobada trataba varias cuestiones claves, como la vedette de todas las reformas, los pagos directos, y los problemas de mercado a través de la OCM Única, cuyos objetivos principales pasan por aportar instrumentos para que los productores puedan afrontar el problema del desequilibrio de la cadena de valor, principalmente a través de la concentración de la oferta y la organización de la comercialización de los productores; y los instrumentos de gestión de mercados y cómo paliar la volatilidad de precios.

La propia OCM Única reconoce que las organizaciones de productores (OPs) pueden ser instrumentos fundamentales para conseguir estos objetivos. Hasta aquí todo bien, el problema es cuando se pregunta ¿Qué es una OP? Ahí el debate despista bastante, o hay bastantes despistados. De hecho, lo que suele ocurrir es que terminemos discutiendo lo que debe ser una OP o no y olvidemos por completo para qué las queremos.

En Cooperativas Agro-alimentarias siempre lo hemos tenido claro, una OP debe ser lo más parecido a una empresa cooperativa, aunque tenga otra forma jurídica. Es decir, una empresa formada a iniciativa de los productores, gobernada democráticamente por estos y en su beneficio. Ello implica que a la hora de establecer criterios de reconocimiento en una OP se integre la obligación de comercializar la producción de los socios. Pero además, sabemos que si estas OPs no tienen una dimensión económica relevante en el mercado y una buena estrategia comercial y empresarial, difícilmente podrán conseguirse los objetivos marcados.

Sin embargo, para la Comisión Europea y muchos otros actores representativos e institucionales, las OPs podrían ser cualquier unión de productores aunque ello no implique la comercialización de la producción. Es decir, un ente creado para hacer gestiones en nombre o para los productores representdos, gestión de residuos en común, participación en proyectos de I+D, gestión de la calidad, etc… No les permiten como muchos han intentado, salvo en la leche, hablar de negociación colectiva de precios.

Esta diferencia de visiones es muy importante para contestar la pregunta de la entrada del blog, ¿servirán? Yo diría que depende de su objetivo.

Si es reequilibrar la cadena de valor y tener cierta capacidad de gestionar la oferta para prevenir crisis graves, diría que claramente las OPs que necesitamos son las primeras. Difícilmente se puede estar en el mercado negociando en nombre de sus socios sin control de la producción por la cual se negocia, o si el socio carece de disciplina y se dedica a hacerle la competencia a la espalda de la propia OP de la cual miembro. Esto parece que es un problema que no importa, pero la realidad es que en las cooperativas ha sido siempre una de las fuentes de conflicto, la entrega total o no de la producción del socio a la cooperativa, y en no pocas ocasiones el vector que define el éxito o fracaso comercial. Y es que la negociación comercial, a diferencia de lo que se dice muy alegremente, no se reduce exclusivamente a la variable precio, y mucho menos al tan usado precio mínimo. Resulta todavía más utópico hablar de gestión de mercados si una OP no tiene una dimensión suficiente para manejar una cantidad de producto cuya retirada o puesta en el mercado tenga un efecto en el mismo, especialmente en el mercado de commodities.

Si por el contrario el objetivo de estas OPs es un paso intermedio para que los agricultores y ganaderos no estén integrados en cooperativas u otro tipo de OPs empresas vayan uniéndose para hacer “cosas”, todas ellas muy ¡interesantes y vendibles de cara al ciudadano, y estas “cosas” no tienen nada que ver con la organización de la comercialización será imposible que hablemos de concentración de la oferta y, ni mucho menos, de organización de la comercialización. Más bien parece que el objetivo pasa a la creación de OPs, bajo la expectativa de que estas estructuras por obra y gracia de una fuerza sobrenatural resuelva el problema del desequilibrio de la cadena, sin que sus componentes, los productores, tengan que hacer nada. Y ya de gestión de la oferta ni hablamos.

¿Servirán? Pues para que sirvan no solamente basta con una buena definición, también se necesitan una serie de criterios económicos y estratégicos si verdaderamente se busca la necesaria reestructuración del sector productor. Por eso se ha incentivado y promocionado la Ley de Integración Cooperativa, y espero que se sea coherente con este objetivo a todos los niveles, porque el reglamento comunitario resultará insuficiente, pero será cada Estado miembro el que decida llegar más lejos.

Para hacer “cosas” no se necesita un reglamento comunitario y, al no haber medidasdetrás de este reconocimiento, dicho en plata presupuesto, quien no lo haya hecho hasta ahora seguirá sin hacerlo. Y muy probablemente los seguidores de la segunda definición de OP, que realmente nunca han creído en ellas, cuando dentro de un año vean que no sirven para nada volverán a las famosas ideas zombies de los últimos años: las OPs no sirven para nada, son el cáncer del sector, le quitan el dinero de los agricultores, etc… Es lo que suele ocurrir cuando se confunde un instrumento con los objetivos a perseguir.