Si en España resulta preocupante el nivel de participación en las elecciones nacionales, autonómicas y regionales, especialmente durante los últimos años de claro descrédito de nuestros representantes, planteamos a nivel comunitario la contestación podría superar todas las expectativas negativas, con una expectativa de participación del 45%.
En mi experiencia personal, cuando hablo de la Unión Europea te suelen contestar que no saben ni están familiarizados, pero actos seguido te sueltan así, sin anestesia, que eso no sirve para nada, curiosa contradicción. Bueno, no es para juzgar, el ciudadano medio en nuestro país, aunque tenga una opinión formada, suele preferir guardársela y soltar un chascarrillo, especialmente si siente que no está en un entorno totalmente coincidente con su manera de pensar.
Pero si esas preguntas la hacemos en nuestro sector suele imperar el cortoplacismo, de tal manera que la PAC o la normativa que nos afecte, sirve o no en función de cómo haya quedado uno en las ayudas, le haya ido la campaña o se haya enterado por la prensa que un cultivo patrio ha quedado más o menos malparado en una negociación comercial donde la culpable es siempre la UE (en abstracto, en concreto en un Sr. De azul muy malo), y esa análisis nos sirve para todo. En otras palabras, se suelen confundir intereses particulares con algo tan complejo como la toma de decisiones en la UE, con 28 Estados e innumerables regiones que aplican sus políticas con amplio margen, pero que siempre tienen a quien echarle la culpa de sus males, sí al Sr. De Azul.
Pero no quiero hablar de cuánto nos afecta el entorno jurídico-político en nuestras decisiones como partes del sector agroalimentario (lo voy a dejar para otra opinión porque es muy interesante), sino dar dos o tres pinceladas del porqué la UE importa y no debemos banalizar unas elecciones que resultan, a mi modo de ver, contundentes:
·Europa está viviendo, salvo algunos conflictos internos (mención especial a los Valcanes y Kosovo) el período de paz más largo de su historia desde la época de los romanos, solamente 70 años, pero ya es decir sobre lo cerca que hemos tenido la guerra y no la paz.
·España ha vivido el mayor período de crecimiento económico de su historia gracias a su pertenencia a la CEE, y actual UE.
·El mercado europeo es fundamental para el crecimiento de la economía española, En nuestro sector, el 80% de las exportaciones van a países europeos, es decir, es nuestro mercado y va más allá de nuestras fronteras.
Se me ocurren muchas otras razones, seguramente todas discutibles, para ejercer mi derecho a voto y participar del proceso de construcción europea. Sin embargo, no se me ocurre ninguna razón objetiva basada en la evidencia a pensar que la UE no es un proyecto para construir nuestro futuro, a no ser que nosotros mismos con nuestro desinterés, falta de espíritu y miopía acabemos con algo a lo cual ya nunca debimos llamar UE.
Robert Shcuman, considerado uno de los padres fundadores de la actual UE dijo que “Europa no se hará de golpe, ni con una construcción de conjunto, sino por actuaciones concretas que irán creando una solidaridad de hecho”. El domingo 25 debe ser una de esas actuaciones concretas que vayan a favor de la construcción europea.
Si en España resulta preocupante el nivel de participación en las elecciones nacionales, autonómicas y regionales, especialmente durante los últimos años de claro descrédito de nuestros representantes, planteamos a nivel comunitario la contestación podría superar todas las expectativas negativas, con una expectativa de participación del 45%.
En mi experiencia personal, cuando hablo de la Unión Europea te suelen contestar que no saben ni están familiarizados, pero actos seguido te sueltan así, sin anestesia, que eso no sirve para nada, curiosa contradicción. Bueno, no es para juzgar, el ciudadano medio en nuestro país, aunque tenga una opinión formada, suele preferir guardársela y soltar un chascarrillo, especialmente si siente que no está en un entorno totalmente coincidente con su manera de pensar.
Pero si esas preguntas la hacemos en nuestro sector suele imperar el cortoplacismo, de tal manera que la PAC o la normativa que nos afecte, sirve o no en función de cómo haya quedado uno en las ayudas, le haya ido la campaña o se haya enterado por la prensa que un cultivo patrio ha quedado más o menos malparado en una negociación comercial donde la culpable es siempre la UE (en abstracto, en concreto en un Sr. De azul muy malo), y esa análisis nos sirve para todo. En otras palabras, se suelen confundir intereses particulares con algo tan complejo como la toma de decisiones en la UE, con 28 Estados e innumerables regiones que aplican sus políticas con amplio margen, pero que siempre tienen a quien echarle la culpa de sus males, sí al Sr. De Azul.
Pero no quiero hablar de cuánto nos afecta el entorno jurídico-político en nuestras decisiones como partes del sector agroalimentario (lo voy a dejar para otra opinión porque es muy interesante), sino dar dos o tres pinceladas del porqué la UE importa y no debemos banalizar unas elecciones que resultan, a mi modo de ver, contundentes:
· Europa está viviendo, salvo algunos conflictos internos (mención especial a los Valcanes y Kosovo) el período de paz más largo de su historia desde la época de los romanos, solamente 70 años, pero ya es decir sobre lo cerca que hemos tenido la guerra y no la paz.
· España ha vivido el mayor período de crecimiento económico de su historia gracias a su pertenencia a la CEE, y actual UE.
· El mercado europeo es fundamental para el crecimiento de la economía española, En nuestro sector, el 80% de las exportaciones van a países europeos, es decir, es nuestro mercado y va más allá de nuestras fronteras.
Se me ocurren muchas otras razones, seguramente todas discutibles, para ejercer mi derecho a voto y participar del proceso de construcción europea. Sin embargo, no se me ocurre ninguna razón objetiva basada en la evidencia a pensar que la UE no es un proyecto para construir nuestro futuro, a no ser que nosotros mismos con nuestro desinterés, falta de espíritu y miopía acabemos con algo a lo cual ya nunca debimos llamar UE.
Robert Shcuman, considerado uno de los padres fundadores de la actual UE dijo que “Europa no se hará de golpe, ni con una construcción de conjunto, sino por actuaciones concretas que irán creando una solidaridad de hecho”. El domingo 25 debe ser una de esas actuaciones concretas que vayan a favor de la construcción europea.