El episodio que estamos viviendo en el sector agroalimentario en relación al embargo ruso, las fruas y hortalizas en particular, está teniendo, y sin duda seguirá teniendo un impacto en aquellos productos que vayan entrando en campaña, o incluso antes de que entren, porque los que ganan en río revuelto se frotan las manos ante una situación de descontrol e incertidumbre, en especial cuando el sector está desorganizado, que salvo contadas excepciones, es una caracterísitica propia de este.
No obstante, lo curioso en este tipo de episodios no son las guerras de cifras y de previsiones entre sector y responsables públicos para aplicar o no determinadas medidas, sino los comentarios oporunistas, peregrinos o interpretaciones geoestratégicas que se producen sin conocer como funciona un sector económico, o la capacidad real de los gobiernos o instituciones en controlar los efectos de sus propias decisiones. Comento unas cuantas.
He escuchado a muchos echar flores al Sr. Putin porque le ha puesto un par (permitanme la expresión) al haber tomado estas medidas bajo un cálculo pitagórico que le asegura un abastecimiento alternativo a las exportaciones comunitarias de productos agroalimentarios y, por tanto, poder castigar a la UE sin que su pueblo (porque los oligarcas y él mismo seguro que no sufrirán carencias) sufra las consecuencias de sus propias decisiones. La realidad es un poco más complicada, se supone que los rusos se abastecerán de frutas y hortalizas de Sudamérica y otras regiones, pues bien, conseguir 2 millones de t. de la noche a la mañana no es fácil, pero lo que es más difícil es convencer a las empresas de cambiar sus destinos comercailes y logísitica e ir a vender a Rusia, así sin más, y sabiendo lo complejo e inseguro que es el mercado ruso, especialmente a la hora de cobrar. Y sobre la leche y derivados, ¿a quién se la compran si no es a la UE? Harán granjas de la noche a la mañana? qué otros países productores hay en el mundo con capacidad de abastecer a los rusos aparte de Nueva Zelanda? Seguro que algo encuentran, pero desde luego no para resolver el grave problema que se les viene encima, hasta que encuentren el abastecimienot alternativo buena suerte y que no pase nada. No creo que Putin sea tan inteligente, más bien ni siquiera piensa en el bienestar de su pueblo, sino en el daño que puede causar a los miembros de la UE, y en que la escasez sirva para agrupar a su puebo entorno a su persona y en contra del enemigo externo indentificado en la UE y los EEUU.
También he escuchado que la UE está dividida, que lo que está haciendo es decontrolado y que sufrirán las consecuencias porque Putin lo tiene todo pensado (ya dije antes que en mi opinión no es oro todo lo que reluce). Sin entrar en un debate geopolítico, hay que reconocer que es una de las pocas decisiones que no está teniendo disensiones en el seno de la UE, seguro que si no se actuaba la crítica sería la misma: la UE no sirve porque no actúa. Pues bien, ha actuado, pero eso tiene su precio y, lamentablemente un sector concreto lo está sufriendo. Solo esperamos que la UE no sea tan indolentecon los suyos como lo es Putin , y habilite medios para paliar el impacto y ayudar a reconducir la situación. Aquí se ha actuado, con más o menos medios pero se ha reconocido el impacto, luego los datos permitirán averiguar la oportunidad y idoneidad de su actuación, sin que la vara de medir se limiten comentarios sentimentales y no basados en la evidencia.
Por último, está la ciudadanía, su desconocimiento del sector y de la propia PAC, política que ven como una cantidad ingente de dinero que va a unos pocos. Hoy mismo se están repartiendo frutas y hortalizas en el centro de Madrid por las tres organizaciones profesionales agrarias como reivindicación de lo mal que lo está pasando el campo y la necesidad de apoyar al productor. No sé si este es el tipo de acciones que nos acercarán al consumidor medio, que sólo entiende lo que ve de su familiar, la anécdota o la cooperativa de su pueblo si es que la conocen, y a ello se suma la tan manida frase del reparto de las ayudas y la Duquesa de Alba, señora que para algunas organizaciones parece estar sentada al lado del Comisario manejando los hilos de los fondos comunitarios. Y lo digo porque en plena crisis, es dificil pedir a la sociedad sin antes explicar muy bien por qué, especialmente cuando una gran mayoría no entiende ni comparte lo de las ayudas, especialmente cuando se hablan de ellas en abstracto, o en algo tan concreto o simple como que lleguen directamente al bolsillo de unos cuantos. Los argumentos de antes ya no valen, máxime cuando no hemos hecho suficiente por hacer pedagogía más allá de la reivindicación, y cuando la fruta que se reparta esta mañana servirá a muchos para que coman fruta después de mucho tiempo porque no han podido permitérsela antes.
Los que estamos inmersos en este mundo tenemos la obligación de explicar y analizar desde al evidencia lo que ocurre, por el bien de un sector y para granjearnos la comprensión del ciudadano y su apoyo, y no dejarnos llevar por los nervios y el verbo fácil.
El episodio que estamos viviendo en el sector agroalimentario en relación al embargo ruso, las fruas y hortalizas en particular, está teniendo, y sin duda seguirá teniendo un impacto en aquellos productos que vayan entrando en campaña, o incluso antes de que entren, porque los que ganan en río revuelto se frotan las manos ante una situación de descontrol e incertidumbre, en especial cuando el sector está desorganizado, que salvo contadas excepciones, es una caracterísitica propia de este.
No obstante, lo curioso en este tipo de episodios no son las guerras de cifras y de previsiones entre sector y responsables públicos para aplicar o no determinadas medidas, sino los comentarios oporunistas, peregrinos o interpretaciones geoestratégicas que se producen sin conocer como funciona un sector económico, o la capacidad real de los gobiernos o instituciones en controlar los efectos de sus propias decisiones. Comento unas cuantas.
He escuchado a muchos echar flores al Sr. Putin porque le ha puesto un par (permitanme la expresión) al haber tomado estas medidas bajo un cálculo pitagórico que le asegura un abastecimiento alternativo a las exportaciones comunitarias de productos agroalimentarios y, por tanto, poder castigar a la UE sin que su pueblo (porque los oligarcas y él mismo seguro que no sufrirán carencias) sufra las consecuencias de sus propias decisiones. La realidad es un poco más complicada, se supone que los rusos se abastecerán de frutas y hortalizas de Sudamérica y otras regiones, pues bien, conseguir 2 millones de t. de la noche a la mañana no es fácil, pero lo que es más difícil es convencer a las empresas de cambiar sus destinos comercailes y logísitica e ir a vender a Rusia, así sin más, y sabiendo lo complejo e inseguro que es el mercado ruso, especialmente a la hora de cobrar. Y sobre la leche y derivados, ¿a quién se la compran si no es a la UE? Harán granjas de la noche a la mañana? qué otros países productores hay en el mundo con capacidad de abastecer a los rusos aparte de Nueva Zelanda? Seguro que algo encuentran, pero desde luego no para resolver el grave problema que se les viene encima, hasta que encuentren el abastecimienot alternativo buena suerte y que no pase nada. No creo que Putin sea tan inteligente, más bien ni siquiera piensa en el bienestar de su pueblo, sino en el daño que puede causar a los miembros de la UE, y en que la escasez sirva para agrupar a su puebo entorno a su persona y en contra del enemigo externo indentificado en la UE y los EEUU.
También he escuchado que la UE está dividida, que lo que está haciendo es decontrolado y que sufrirán las consecuencias porque Putin lo tiene todo pensado (ya dije antes que en mi opinión no es oro todo lo que reluce). Sin entrar en un debate geopolítico, hay que reconocer que es una de las pocas decisiones que no está teniendo disensiones en el seno de la UE, seguro que si no se actuaba la crítica sería la misma: la UE no sirve porque no actúa. Pues bien, ha actuado, pero eso tiene su precio y, lamentablemente un sector concreto lo está sufriendo. Solo esperamos que la UE no sea tan indolentecon los suyos como lo es Putin , y habilite medios para paliar el impacto y ayudar a reconducir la situación. Aquí se ha actuado, con más o menos medios pero se ha reconocido el impacto, luego los datos permitirán averiguar la oportunidad y idoneidad de su actuación, sin que la vara de medir se limiten comentarios sentimentales y no basados en la evidencia.
Por último, está la ciudadanía, su desconocimiento del sector y de la propia PAC, política que ven como una cantidad ingente de dinero que va a unos pocos. Hoy mismo se están repartiendo frutas y hortalizas en el centro de Madrid por las tres organizaciones profesionales agrarias como reivindicación de lo mal que lo está pasando el campo y la necesidad de apoyar al productor. No sé si este es el tipo de acciones que nos acercarán al consumidor medio, que sólo entiende lo que ve de su familiar, la anécdota o la cooperativa de su pueblo si es que la conocen, y a ello se suma la tan manida frase del reparto de las ayudas y la Duquesa de Alba, señora que para algunas organizaciones parece estar sentada al lado del Comisario manejando los hilos de los fondos comunitarios. Y lo digo porque en plena crisis, es dificil pedir a la sociedad sin antes explicar muy bien por qué, especialmente cuando una gran mayoría no entiende ni comparte lo de las ayudas, especialmente cuando se hablan de ellas en abstracto, o en algo tan concreto o simple como que lleguen directamente al bolsillo de unos cuantos. Los argumentos de antes ya no valen, máxime cuando no hemos hecho suficiente por hacer pedagogía más allá de la reivindicación, y cuando la fruta que se reparta esta mañana servirá a muchos para que coman fruta después de mucho tiempo porque no han podido permitérsela antes.
Los que estamos inmersos en este mundo tenemos la obligación de explicar y analizar desde al evidencia lo que ocurre, por el bien de un sector y para granjearnos la comprensión del ciudadano y su apoyo, y no dejarnos llevar por los nervios y el verbo fácil.