La reforma de la PAC no solamente supone una vuelta de tuerca al sistema de ayudas, varias ya  en los últimos 20 años, también supone que la nueva arquitectura tenga un reflejo en la estructura interna y organización de la propia Comisión Europea, que debe parecerse, como es lógico, al sistema que tiene que gestionar. Por tanto, no es de extrañar que en breve en la DG Agri aquellos que se vayan a dedicar a la gestión de los mercados sean un apéndice de una dirección y se puedan tomar un café en una mesa de cuatro. Eso quiere decir que no van a tener mucha capacidad de maniobra y se confirma con la reforma que la PAC se convierte en un sistema que nada tiene que ver con la gestión de un sector económico sino con el reparto de los pagos, todavía importantes en volumen presupuestario, y la capacidad de auditar sobre cómo se consumen los fondos de los PDR en el marco del segundo pilar. Mucho me temo que en breve la Comisión se convierta en una especie de OCDE cuyo único cometido sea de estudio estadístico y la emisión de informes de previsiones con la influencia política que se le quiera dar en un determinado momento. 

 

Entre tanto, para el Reino Unido más mercado supone menos Europa, no termino de entender el silogismo, porque lo que realmente estamos viendo es que menos Europa supone menos mercado y menos posibilidades en el exterior ante países como Rusia, que se aprovecha de la desunión europea y juega con los actores económicos de manera caprichosa. Si el problema en los mercados internacionales es la desregulación, la falta de una autoridad que verdaderamente tenga capacidad de poner orden y la proliferación de legislación a la carta cada día más compleja, parece que algunos quieren traer dicha selva al mercado comunitario bajo la previsión de que se convertirán en su Tarzán.

 

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