Seguimos introduciéndonos en la manera que tienen los estadounidenses para organizarse a través de la iniciativa privada, piedra angular del funcionamiento de su sistema político, como expliqué ayer y nos insisten todos los días.
Esto no implica que sea la Coca-Cola o Apple quienes tomen las decisiones, son asociaciones u ONGs de todo tipo quienes ejecutan todo tipo de acciones para proveer e impulsar iniciativas. De hecho, este curso es organizado y desarrollado por organizaciones de voluntarios en colaboración con el Departamento de Estado, que no tiene el control del programa ni la decisión de su continuidad, ya que esta reside en el Congreso de los EEUU.
Cuando me comunicaron la selección para este IVLP, algunos amigos me dijeron con sorna que me iban a intentar convencer de algo, supuestamente negativo o sospechoso. Ya sabéis que en España el concepto de vender o convencer tiene un transfundo negativo, nos basta escuchar una frase para encasillar a alguien y automáticamente dejar de escuchar, somos muy dados al maniqueísmo.
La realidad es que se saben vender muy bien porque están convencidos de que su sistema es el mejor, o el que mejor se adapta a sus aspiraciones. Creen en su producto y, a decir verdad, lo muestran con orgullo. La descentralización es algo que nos puede confundir a ojos de un español, teniendo en cuenta los problemas con nuestro sistema autonómico. Escuchando las diferentes intervenciones, en relación al importante papel de los Estados como países independientes, a mi juicio, lo que diferencia a los EEUU de España no es tanto el grado de independencia del gobierno regional, sino la mutua aceptación de todos los Estados en otorgar al gobierno federal políticas claves para mantener la Unión y la lógica de país. Todo un enfoque de abajo arriba que provoca que todo sea más constructivo y se aleje de la pelea y de un debate eminentemente secesionista.
No obstante, no hay que llevarse al engaño, el acuerdo sobre el sistema no lleva a una misma visión de las cosas, ni entre Estados ni entre intereses. Andrew Stephens, Manager en política internacional para Alimentación y materias primas insiste en que el debate agrícola encierra una gran complejidad dentro de los EEUU, donde cada Estado solamente atiende una visión parcial y el gobierno federal debe arbitrar a través del Congreso, la coordinación de la Casa Blanca, las audiencias públicas y la participación de los lobbies. Seguro que al final encuentran el modo de ponerse de acuerdo o, simplemente, salir adelante, pero el sistema no se pone en duda.
Es posible que la semana que viene se apruebe la autorización del Fast Track para que la administración Obama relance las negociaciones en el T-TIP a la vez que el Tratado Transpacífico, lo que implica que tendrá vía libre para negociar bajo parámetros marcados por el Congreso y el Senado, y el resultado solamente podría ser aceptado o rechazado sin enmienda posible. Mañana nos hablarán del T-TIP y visitaremos el USDA, un gran momento para que nos aporten su propia visión sobre estas negociaciones.
Seguimos introduciéndonos en la manera que tienen los estadounidenses para organizarse a través de la iniciativa privada, piedra angular del funcionamiento de su sistema político, como expliqué ayer y nos insisten todos los días.
Esto no implica que sea la Coca-Cola o Apple quienes tomen las decisiones, son asociaciones u ONGs de todo tipo quienes ejecutan todo tipo de acciones para proveer e impulsar iniciativas. De hecho, este curso es organizado y desarrollado por organizaciones de voluntarios en colaboración con el Departamento de Estado, que no tiene el control del programa ni la decisión de su continuidad, ya que esta reside en el Congreso de los EEUU.
Cuando me comunicaron la selección para este IVLP, algunos amigos me dijeron con sorna que me iban a intentar convencer de algo, supuestamente negativo o sospechoso. Ya sabéis que en España el concepto de vender o convencer tiene un transfundo negativo, nos basta escuchar una frase para encasillar a alguien y automáticamente dejar de escuchar, somos muy dados al maniqueísmo.
La realidad es que se saben vender muy bien porque están convencidos de que su sistema es el mejor, o el que mejor se adapta a sus aspiraciones. Creen en su producto y, a decir verdad, lo muestran con orgullo. La descentralización es algo que nos puede confundir a ojos de un español, teniendo en cuenta los problemas con nuestro sistema autonómico. Escuchando las diferentes intervenciones, en relación al importante papel de los Estados como países independientes, a mi juicio, lo que diferencia a los EEUU de España no es tanto el grado de independencia del gobierno regional, sino la mutua aceptación de todos los Estados en otorgar al gobierno federal políticas claves para mantener la Unión y la lógica de país. Todo un enfoque de abajo arriba que provoca que todo sea más constructivo y se aleje de la pelea y de un debate eminentemente secesionista.
No obstante, no hay que llevarse al engaño, el acuerdo sobre el sistema no lleva a una misma visión de las cosas, ni entre Estados ni entre intereses. Andrew Stephens, Manager en política internacional para Alimentación y materias primas insiste en que el debate agrícola encierra una gran complejidad dentro de los EEUU, donde cada Estado solamente atiende una visión parcial y el gobierno federal debe arbitrar a través del Congreso, la coordinación de la Casa Blanca, las audiencias públicas y la participación de los lobbies. Seguro que al final encuentran el modo de ponerse de acuerdo o, simplemente, salir adelante, pero el sistema no se pone en duda.
Es posible que la semana que viene se apruebe la autorización del Fast Track para que la administración Obama relance las negociaciones en el T-TIP a la vez que el Tratado Transpacífico, lo que implica que tendrá vía libre para negociar bajo parámetros marcados por el Congreso y el Senado, y el resultado solamente podría ser aceptado o rechazado sin enmienda posible. Mañana nos hablarán del T-TIP y visitaremos el USDA, un gran momento para que nos aporten su propia visión sobre estas negociaciones.