La segunda ciudad del estado de Missouri, a orillas del río Mississipi fundada en 1764 fue un núcleo de comercio muy importante y puerta de entrada para todos aquellos que querían adentrarse en, como siempre nos contaron las películas, el salvaje oeste norteamericano, prueba de ello es el monumento Gateway Arch que dibuja un gran arco de 192 metros de altura.   

Se trata de una ciudad con grandes influencias europeas y mezclas con la propia cultura americana generada en los últimos siglos. Lo que más llama la atención es la gran cantidad de locales con música en vivo, especialmente de blues, con una calidad increíble. Estuve en uno de dos locales, que están al aire libre porque la verdad es que he pasado mucho calor y humedad, y cuando una banda terminaba salía otra del público, que en principio creíamos que eran meros espectadores. Toda una experiencia. 

Pero lo importante de estos dos días, como os había adelantado en mis anteriores entradas, estaba en la visita de las instalaciones de MONSANTO, empresa líder mundial en OGM. Muchos de los participantes del viaje, 21 países de todo el mundo donde todos los continentes están representados, menos Oceanía, tienen visiones muy encontradas de la introducción de los OGM, y al contrario de lo que se piensa en la UE, la empresa está siendo muy cuestionada por una parte importante de la sociedad norteamericana. 

Como era de esperar en la primera empresa mundial de su sector, sus inversiones en I+D son asombrosas, 1.700 millones de € anuales, de los cuales solamente el 23% se dedica a biotecnología, la mayor parte sigue siendo la reproducción y mejora de semillas. El otro elemento que sorprendió a algunos, es que al contrario de lo que esperaban se mostraron en todo momento abiertos y dispuestos al debate ante cualquier pregunta por muy molesta que fuera. Es un hecho reconocido en MONSANTO que hayan equivocado de pleno con la estrategia de comunicación, porque llevan 20 años intentando convencer al legislador, y se ha dejado de lado al consumidor. 

Sede de Monsanto


El debate desde el punto de vista de la seguridad de los alimentos lo tienen muy bien alicatado, pero no sólo con argumentos sino con evidencias que parecen reconocer todas las instancias internacionales, aunque siempre se puede acudir a la presunción de manipulación que reina en los debates ante posiciones que no compartimos de entrada. 

Sobre el debate medioambiental se muestran abiertos, reconocen que no tienen todas las respuestas e intentan ser abiertos, compartir los resultados y analizar todos los estudios en contra de los OGM, que los consideran poco rigurosos y que no aportan evidencias consistentes. Como otras multinacionales en biotecnología, como Syngenta, prueban que la humanidad tiene un reto ineludible al cual enfrentarse, que es el aumento de la población y el cambio de sus dietas frente a la escasez de recursos, la sostenibilidad de los sistemas y el cambio climático, donde la biotecnología deberá jugar su papel.

Como era de esperar, se quejan de los grandes problemas y de la burocracia para aprobar nuevos eventos, que tardan más de 15 años en salir a pesar de contar con todas las pruebas de seguridad. Pero como dice Rashimi Nair, Directora de Aplicación de Políticas para Monsanto en Asia y Oriente Medio, la comida nunca es 100% segura, se trate de la que se trate.  Entiendo que eso no justifica la inseguridad o hacer experimentos estrafalarios, sino que se les está exigiendo algo por encima de cualquier expectativa razonable de lo que debe ser un alimento seguro.

Bueno, no soy experto en genómica, y mucho de lo que escuché ya me lo habían contado, ventajas de trabajar donde trabajo. Por eso creo, que más allá de si los OGM son o no aceptables o seguros, debate a resolver por la ciencia, y no por una posición ideológica de partida, sí entiendo que el problema será de índole económico cuando una sola empresa pueda controlar una variedad casi en exclusiva y con muy pocos, o nulos competidores.  Es y podría ser un elemento más que alimente el desequilibrio entre los agentes de la cadena de valor, sin prejuzgar la actuación de los agentes actualmente implicados.  Hice la pregunta y la respuesta fue que el sector ya es muy competitivo y que eso no pasaría. Bueno, veremos los movimientos y compras de empresas de grandes grupos para ganar mayor cuota de mercado. 

En otra entrada os comentaré la experiencia de una explotación media de soja y maíz en Louissiana y nuestro encuentro con la National Grant Grower Association, Asociación Nacional de Productores de Maíz de los EEUU. Interesante para el tema interprofesional. 

 

Buena lectura